PNL
Tu mejor herramienta para la crianza

Queremos acompañarte en tu jardín con nuestra charla “PNL, Tu mejor herramienta para la crianza”, en donde hemos brindado a cientos de papás poderosas herramientas para impactar positivamente en la mente de sus peques.   

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Los padres somos alfareros
Y nuestros hijos, arcilla

El cerebro – tanto el nuestro, como el de nuestros niños -, es la “máquina” más perfecta y compleja que existe; resultado de miles de años de evolución y de la programación que le hemos dado al mismo a lo largo de nuestra vida.

Con cerca de 100.000 millones de neuronas y con la capacidad de almacenamiento de cerca de 1.000 terabytes, nuestro cerebro es el órgano más importante para que seamos unas personas equilibradas, sanas y felices.

En su libro, “Los Mensajes del agua” el científico japonés, el doctor Masaru Emoto, ha concluido científicamente algo que nuestras abuelas siempre nos habían dicho las palabras tienen poder.

Y de forma paralela en el IAHP de Filadelfia ha logrado demostrar que la primera infancia es la base para la salud mental, concluyendo que los niños podrían aprender en sus 6 primeros años de vida tres veces más que lo que aprenderán el resto de sus vidas.

Con unas palabras bien utilizadas podemos impactar de forma positiva el carácter de nuestros hijos

Los padres somos alfareros, y nuestros hijos, arcilla.  Y una de las labores más importantes que tenemos es apalancándonos en la gran plasticidad neuronal de nuestros niños, programar en ellos ideas y creencias habilitadoras.

Los niños son en esencia inconscientes, por tanto nuestra comunicación hacia ellos debería estar enfocada más en lo que deben hacer, que en lo que no deben hacer.  En lugar de decirles “te vas a regar el jugo encima”, deberíamos decirles “ten cuidado con el jugo”

Lo anterior debido a que nuestra mente procesa en imágenes, y en vez que querer que los niños estén creando la imagen de regarse el jugo, lo que deseamos es que procesen la imagen de tener cuidado con el jugo.

Todo esto va muy en sintonía con las teorías de crianza positiva, en donde más que poner límites a nuestros hijos lo que buscamos como padres es inculcar valores que se arraiguen en ellos, en donde obren en torno a unas creencias y no a un temor.

Muchas veces buscamos crear hábitos pensando que les hacemos un bien, cuando nuestro propósito debería ser en realidad, inculcar una pasión y las ganas de hacer una cosa.   Por ejemplo, yo me lavo los dientes, no porque sea un hábito rutinario, sino porque me encanta el sentir mi aliento limpio y fresco.

Con unas palabras bien utilizadas podemos impactar de forma positiva en el carácter de nuestros hijos, dándoles herramientas para una correcta gestión de sus emociones, lo que redunde en personas más sanas y felices.